It might kill me, I want it to be true ♥

Nublado, sin calor, tranquilo; un típico domingo. Estoy hablando con Mer de lo que me pasó anoche: me quedé domirda llorando. Estaba esuchando música acostada, tranquila. Derrpente, cuando me empiezo a dormir, se me vienen imágenes y recuerdos de mi infancia. Preguntándome ''¿Por qué me pasó eso? ¿Qué mierda hacía, yo, para que me hicieran eso?'', lágrimas caían de mis ojos. Rodaban por mis mejillas y terminaban haciendo un mini charquito en la cama. Miles y miles de gotas de esa agua salada, corrían por mi cara. No las podía frenar. Cuanto más lloraba, el nudo en mi garganta crecía y mi corazón latía más y más fuerte. En un momento, me agarré el pecho, absurdamente creyendo que de ese modo podría agarrar mi corazón y contenerlo. Sentía que en cualquier momento se iba de mí. Lo precionaba para ver si aminoraba la velocidad y dejaba de dolerme. Porque sí, me dolía.
Todas esas mierdas que pasé durante mi infancia. Ellas hicieron que, hoy en día, creyera que no valgo nada, que sólo nací para servir a los demás. Ellas me hicieron ver la vida del modo que hoy la veo. -Supongo que también, aunque no con la misma fuerza, tengo que agradecerles a esas ''mierdas'', porque gracias a ellas, hoy tengo amigas/os que valen la pena.-
Por eso aún me pregunto: ''Mi adolescencia ya está pasando y ¿Me estoy dando cuenta de ello?'' La vida pasa como un correcaminos. Nunca para. No descansa... No te da tiempo de pensar, siquiera, que está pasando! Es un reloj con batería eterna.
Mi infancia... Mi adorada infancia. Nunca más te veré, te sentiré. Por un lado me alegro; por otro me entristece saber que esos años NUNCA más se van a volver a vivir y me los hicieron pasar TAN mal. Tal vez fui yo la que lo permitió, ¿quién sabe?